Muchos creen que existen entidades que han dejado su forma humana y que se aferran o adoptan como su hogar edificaciones en todo el mundo. Y esto puede suceder porque el ente perdió su vida en el lugar o en las proximidades y siente una peculiar atracción por el predio o persona que habite allí entre otras tantas causas. Tal es el caso de la Mansión Woodchester, aunque se desconoce la razón específica por la cual se ve poblada por figuras fantasmales que deambulan por sus jardines y aposentos. La residencia se encuentra en el valle de Cotswold, Inglaterra, y es, en verdad, un edificio enorme que de solo verlo produce escalofríos que hielan la sangre, sobre todo por sus inquietantes gárgolas que parecen custodiar el edificio y acechar a quien ose inmiscuirse dentro.
Conozcamos algo de su historia… William Leigh, un adinerado masón, había comprado el inmueble que anteriormente se erigía en estos terrenos para demolerlo y luego levantar su palacete, pero a causa de su muerte prematura no se pudo seguir financiando las obras y la casa quedó incompleta. Durante la época en que Leigh levantaba la mansión se produjeron extraños accidentes fatales entre los obreros y hasta el sitio fue testigo de un asesinato. Leigh falleció en 1873 y la finca quedó en manos de su familia. En 1938 fue vendida y en 1940 cuadrillas del ejército de Estados Unidos y Canadá se estacionaron allí hasta que terminó el enfrentamiento bélico, de más está aclarar que muchos de ellos perdieron la vida en estas tierras.
La primera aparición documentada data de 1902, un vicario de la zona observó una figura etérea en las puertas de la mansión y años más tarde un jinete incorpóreo vestido con ropa de la guerra civil se dejó ver en las proximidades de la misma. Otras figuras espeluznantes que suelen aparecer súbitamente en la casa son un pequeño hombre de pie en el umbral de la capilla, una figura fantasmal alta que deambula por los pasillos y un elemental en el sótano. Por otro lado una cabeza flotante habita o frecuenta el toilette y una mujer anciana gusta de atacar a las mujeres en los rincones más oscuros de la casa. Los visitantes también han declarado ver como piedras de variados tamaños son arrojados de un extremo a otro de algunas habitaciones. Debido a su popularidad la casa es concurrida por cazadores de fantasmas y curiosos que quieren experimentar en carne propia la sensación de ser espectadores de un fenómeno que traspase las barreras de la realidad humana. Muchos de ellos al poner un pie dentro sencillamente se desploman y otros sufren una suerte de ataque espectral. Entendidos de temas paranormales concluyeron que la mansión es el epicentro de gran actividad paranormal y poltergeist. En sus visitas al lugar se recolectaron detalles de apariciones etéreas, sombras negras, grabaciones de sonidos espectrales y notorios cambios de temperatura.
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