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Realmente ¿Existe el Infierno?

¿Existe el Infierno?
La Verdad Para el Mundo
Estimado oyente, esta vez tendré que hablar de un tema que a mí no me gusta hablar personalmente. El tema me preocupa. Siento mucha tristeza y dolor de corazón al contemplarlo. Sin embargo, es tema que es muy necesario entender. Me refiero a la enseñanza bíblica respecto al infierno. Personalmente, pensando como humano, yo desearía que no existiera ningún lugar del castigo más allá de la tumba—digo, que eso sería mi deseo personalmente. Sin embargo, no deseo ignorar el hecho de la existencia del infierno si la bíblia lo enseña. Por eso, prefiero conocer la verdad en vez de albergar en mi mente alguna idea meramente «conveniente» y que me agradaría a mí personalmente. Tengo que hablar de la enseñanza bíblica acerca del castigo eterno.


¿Qué dice la bíblia respecto al infierno? Primero, es cierto que la bíblia enseña que existe un lugar así del castigo eterno. Al contrario a la sugerencia de que el castigo es concepto antiguo testamentaria mientras la idea de la gracia y el perdón es el énfasis neotestamentario, Jesucristo mismo hablaba más que cualquier otro concerniente al infierno. De hecho, once de las doce veces en que se mencionó la palabra gehenna la cual se traduce «infierno» en castellano, fue Jesús que la mencionó. Esa palabra, gehenna, quiere decir literalmente «el valle del hijo de Hinom.» Ese valle fue ubicado junto a Jerusalén al sur. Por un tiempo en la historia de la ciudad, se sacrificaban allí los niños Israelitas a los ídolos. Eso pasaba, por ejemplo, durante los reinados de Acaz y Manases en 2 Crónicas 28:3 y 33:6. También, el valle del hijo de Hinom fue utilizado para quemar la basura y arrojar los cadáveres de criminales y animales muertos. Se dice que ascendía mucho humo casi continuamente de ese lugar tan terrible. Además, fue lugar de los gusanos.

Desde el segundo siglo a.C., y hasta el tiempo de Cristo, la memoria de esas cosas tan desagradables quedaba en el pensamiento de los judíos. Por tanto, los judíos utilizaron la palabra gehenna en una manera figurativa para describir el lugar del castigo que existe después de la muerte física. En este contexto, cuando Cristo usaba la palabra, no se refirió al valle del hijo de Hinom literal, sino al lugar del castigo eterno. De vez en cuando, se oye la objección de que Cristo no creía necesariamente en ese supuesto «mito» de los judíos (como se dice), sino que sólo les complacía al usar una «leyenda» con la cual ellos estaban familiarizados. Sin embargo, Cristo nunca mintió. Cristo nunca engañó, y Cristo nunca ajustaba sus enseñanzas a la ignorancia de sus oyentes. Mas bien, cuando ellos se equivocaron respecto a las cosas que suceden después de la muerte, les corregía, como en el caso de los saduceos de Mateo 22:29 quienes negaron la resurrección. Por eso, puesto que Cristo no les corrigió por esa idea, es cierto que sí creía en la existencia de gehenna, es decir, el infierno, tras la muerte.

Por ejemplo, Cristo dijo en Mateo 5:22: «…y cualquiera que le diga [a su hermano] Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego.» En el griego, es el «gehenna» de fuego. Dijo en Mateo 10:28: «Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar: temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno» (y dijo lo mismo en Lucas 12:5). Dijo también en Mateo 13:41,42: «Enviará el Hijo del Hombre a sus ángeles, y recogerán de su reino a todos los que sirven de tropiezo, y a los que hacen iniquidad, y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes.» Cristo dijo en Mateo 18:8: «Por tanto, si tu mano o tu pie te es ocasión de caer, córtalo y échalo de ti; mejor te es entrar en la vida cojo o manco, que teniendo dos manos o dos pies ser echado en el fuego eterno.» Dijo Cristo en Mateo 22:13: «Entonces el rey dijo a los que servían; Atadlo de pies y manos, y echadle en las tinieblas de afuera; será el lloro y el crujir de dientes.» Dijo en Mateo 25:41: «El dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.» Y Cristo dijo en Mateo 25:46: «E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.» Son algunos de los once ejemplos donde Cristo usó gehenna, «el infierno.» Por ende, es cierto que Jesucristo creía en la existencia del infierno—de gehenna. Santiago 3:6 es otro lugar donde se menciona gehenna.

Los apóstoles asimismo enseñaron el concepto del castigo después de la muerte. Por ejemplo, Pablo en Romanos 6:23 y en 2 Tesalonicenses 1:7-9. Pedro en 2 Pedro 2:4 mencionó el castigo aunque la palabra aquí traducida «infierno» no es de gehenna. Juan en Apocalipsis 20:14,15 escribió: «Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda. Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego.» Estimado oyente, el punto es bien claro: la bíblia enseña la existencia del castigo eterno después de la muerte. Como le dije al principio, personalmente hablando, a mí no me gusta la idea. No obstante, si la bíblia es la Palabra de Dios—y lo es—y si la bíblia enseña la existencia del infierno—y lo hace—entonces existe el infierno.

A veces, algunos opinan que el fuego del infierno no puede ser real o literal sino figurativo, dicen. Claro que el fuego y el azufre mencionado en textos tales como Apocalipsis 21:8 pueden referirse a alguna realidad en la esfera espiritual que no es física. Pero, al fin y al cabo eso no importa. La bíblia trata de describir la realidad eterna en los términos humanos con los cuales estamos familiarizados. Va a haber algún castigo tan doloroso como el fuego ardiendo, ¡si no es peor! En su famosa entrevista con Frei Betto, el señor Fidel Castro, el máximo dirigente de Cuba, describió su formación católica cuando era joven. Dijo (textualmente): «Yo recuerdo largos sermones de meditación acerca del infierno, del calor del infierno, de los sufrimientos del infierno, la ansiedad del infierno, la desesperación del infierno. Realmente no sé cómo se ha podido inventar un infierno tan cruel como el que nos explicaban, porque no se concibe tanta dureza con alguien por grandes que hayan sido sus pecados. No había proporción, además, con los pecados sencillos.» (leyendo en página 150 del libro titulado «Fidel y La Religión») Sigue diciendo en el mismo lugar que las explicaciones de la dureza del infierno a veces se convierten en «el terrorismo mental,» dijo el Señor Castro.

Bueno, con mucho respeto tengo que decir que el Señor Castro estuvo «razonando» más con su corazón y sentimientos que con su mente e inteligencia. Además, ni el Comandante, ni Ud., ni yo podemos decidir cuáles delitos exigen tanta dureza y cuáles son «los pecados sencillos» como dijo él. Dios mide los pecados con una yarda o con un criterio distinto a nuestro criterio. Dios ve los pecados desde el punto de vista eterno. Nosotros solo podemos verlos desde el punto de vista terrenal. Por eso, solo Dios es capáz para decidir cuánto es el debido castigo por nuestros pecados, por los grandes o por los pequeños que sean. Y Dios nos advierte que todo pecado no perdonado es suficiente para condenar el alma al infierno.

¿Quiénes van al infierno? Apocalipsis 21:8 menciona algunas clases de los impíos que van, y 2 Tesalonicenses 1:7-9 explica que todos los que no conocen a Dios ni obedecen el evangelio sufrirán la pena de eterna perdición. Por eso, Ud., estimado oyente, debe de obedecer a Dios hoy mismo, creyendo arrepentido, y confesando a Cristo para ser bautizado para perdón de sus pecados. Escríbame si tiene más preguntas o dudas al respecto. Gracias, y hasta la próxima.
Por :Phillip Gray.

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